miércoles, 3 de junio de 2009

La agencia católica de noticias argentina AICA, publica los documentos y otras intervenciones de los obispos argentinos. De allí he tomado la siguiente publicación que destaca una realidad actual que es expuesta en toda su crudeza por monseñor Héctor Aguer arzobispo de La Plata, en su intervención en el programa "Claves para un mundo mejor" transmitido por una emisora de televisión de Buenos Aires el sábado 3 de mayo. Esta realidad cuestiona la tarea pastoral de cuantos estamos llamados a acompañar a quienes nos fueron confiados, de modo que reflejen la presencia de Jesús Resucitado en el medio en que desarrollan sus actividades, y sus actos sean coherentes con la fe profesada. Será necesario, entonces, mucha oración y trabajo para ir cambiando una situación generalizada también en muchas otras partes.

La argentina es católica "mistonga".

¿La jerarquía eclesial

tiene que amoldarse a lo que la gente piensa?

A su vuelta de la “Visita ad Límina”, Mons. Héctor Aguer, Arzobispo de La Plata, retomó sus reflexiones semanales en el programa “Claves para un Mundo Mejor”. Tras preguntarse: ¿Es la Argentina un país católico?. ¿Son católicos los católicos argentinos?”, sintetizó la respuesta con una frase escrita por el Padre Leonardo Castellani, en 1954, sosteniendo que “En su conjunto es católica mistonga” explicando que “esta es una expresión tangera, casera, popular, que significa “poco serio”; quiere decir que el catolicismo de los argentinos, efectivamente, es poco serio”.

El prelado reflexionó sobre un informe elaborado por el CONICET (Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas) que algunos medios titularon: “¿Son católicos los católicos argentinos? explicando que lo que “se notaba de este estudio es que un altísimo porcentaje de los que se confiesan católicos piensan diversamente, en muchos temas, de lo que piensa y enseña la Iglesia. Es decir se distinguen de la doctrina y de la praxis de la Iglesia”.

“Los argentinos tienen una religiosidad, en cierto modo, subjetiva. Van a la Iglesia cuando lo sienten, se comunican con Dios directamente, no se reconocen miembros de una comunidad de salvación y, por tanto, en comunión con sus dogmas y su disciplina”.

Mons. Héctor Aguer manifestó que “esta situación religiosa de una buena parte de nuestro pueblo constituye un grave problema pastoral: es necesario volver a lo esencial, volver a predicar y a explicar las verdades fundamentales de la fe, hacer comprender que la pertenencia a la Iglesia no es algo caprichoso o puramente exterior, sino que supone un compromiso al cual estamos ligados por el bautismo y la confirmación. La pertenencia a la Iglesia tiene condiciones, la vivencia eclesial brota de una fe que es auténticamente tal, que es ese donsobrenatural con el cual nosotros consentimos a la verdad que Dios nos enseña por medio de su Iglesia”.

Por último el Arzobispo de La Plata comentó que “las conclusiones que el periodismo ha sacado de este estudio del CONICET proponen que la jerarquía católica tendría que darse cuenta de que hay muchísima gente que no la sigue y. por tanto, tendría que amoldarse a lo que esta gente piensa, siente y hace creyendo que son católicos”.

A ello aclaró que “la solución es exactamente la contraria. Tendríamos que volver a lo esencial y poner como un punto capital de la pertenencia a la Iglesia la plena identidad de la fe, de la comunión, con lo que la Iglesia enseña y tratar, humildemente y con paciencia, de superar nuestras limitaciones y procurar cumplir los mandamientos de la ley de Dios. Recuperar, en definitiva, la identidad católica, que no puede quedar sometida al capricho individual, a las modas sugeridas por la cultura vigente o a las presiones de los “formadores de opinión”.

Recientemente se ha conocido un estudio realizado por sociólogos del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas sobre la religiosidad de los argentinos. El trabajo ha sido difundido por los medios de prensa y una versión periodística lo ha presentado con este título: ¿Son católicos los católicos argentinos?

“Lo que aparecía, y se notaba de este estudio, es que un altísimo porcentaje de los que se confiesan católicos piensan diversamente, en muchos temas, de lo que piensa y enseña la Iglesia. Es decir se distinguen de la doctrina y de la praxis de la Iglesia”.

“Por ejemplo: no van a misa, comulgan o no y si lo hacen lo hacen sin confesarse, están a favor del divorcio, aprueban el aborto en determinadas circunstancias, usan anticonceptivos, aprecian que la Iglesia se ocupe de los pobres pero son independientes en materia de seguir sus enseñanzas, los dogmas de la fe, las líneas fundamentales de la moral cristiana”.

“Es decir, tienen una religiosidad, en cierto modo, subjetiva. Van a la Iglesia cuando lo sienten, se comunican con Dios directamente, no se reconocen miembros de una comunidad de salvación y, por tanto, en comunión con sus dogmas y su disciplina”.

“En realidad, si esto es así -y el trabajo parece bastante serio- no se expresa ninguna novedad”.

“Tengo en mis manos un libro del Padre Leonardo Castellani que, en 1954, escribía al Nuncio Apostólico de entonces tratando de explicar esta proposición: ¿Es la Argentina un país católico?”.

“El Padre Castellani decía: “El señor Brujulat que vive enfrente de mí, ¿es un católico o no? Ha sido bautizado a la edad de siete meses, ha hecho la primera comunión, se ha casado por la Iglesia (pagó los cincuenta pesos al cura y se dejo llevar al altar vestido de Jacqué). Y cuando muera lo llevaran de nuevo al templo y será rociado de agua bendita y de latines framgollados”. “Conoce poco o nada de la religión. Va a misa o no va según le acomode. Tiene la cabeza llena de ideas heréticas o erróneas, bebidas en diarios, revistas y novelas. Vive conforme a una moral muy elástica y exterior. Ha puesto entre paréntesis uno dos mandamientos de la Ley de Dios y su fe consiste en una vaga mitología que no tiene mucha relación con la vida real. ¿Es católico Brujulat? Si quieren llamarlo católico hagan lo que quieran, pero yo no lo llamo católico”.

“Y concluye el Padre Castellani: “Algo así pasa con la Nación Argentina como nación. En su conjunto es católica mistonga”.

“Esta es una expresión tangera, casera, popular, que significa “poco serio”; quiere decir, entonces, que el catolicismo de los argentinos, efectivamente, es poco serio”.

“Esto es una cuestión capital. Hace un momento les decía que mucha gente que se confiesa católica aprueba la obra social de la Iglesia, pero con el resto, fe, doctrina, costumbres, espiritualidad, procede de acuerdo a su sentir. En estos católicos la fe se ha convertido en un mero sentimiento religioso subjetivo, individual, que tiene relativamente poco que ver con el catolicismo”.

“Esta situación religiosa de una buena parte de nuestro pueblo constituye un grave problema pastoral: es necesario volver a lo esencial, volver a predicar y a explicar las verdades fundamentales de la fe, hacer comprender que la pertenencia a la Iglesia no es algo caprichoso o puramente exterior, sino que supone un compromiso al cual estamos ligados por el bautismo y la confirmación. La pertenencia a la Iglesia tiene condiciones, la vivencia eclesial brota de una fe que es auténticamente tal, que es ese por sobrenatural con el cual nosotros consentimos a la verdad que Dios nos enseña por medio de su Iglesia”.

“Las conclusiones que el periodismo ha sacado de este estudio del CONICET proponen que la jerarquía católica tendría que darse cuenta de que hay muchísima gente que no la sigue y. por tanto, tendría que amoldarse a lo que esta gente piensa, siente y hace creyendo que son católicos”.

“Pero la solución es exactamente la contraria. Tendríamos que volver a lo esencial y poner como un punto capital de la pertenencia a la Iglesia la plena identidad de la fe, de la comunión, con lo que la Iglesia enseña y tratar, humildemente y con paciencia, de superar nuestras limitaciones y procurar cumplir los mandamientos de la ley de Dios. Recuperar, en definitiva, la identidad católica, que no puede quedar sometida al capricho individual, a las modas sugeridas por la cultura vigente o a las presiones de los “formadores de opinión”.

Mons. Héctor Aguer, arzobispo de La Plata

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