miércoles, 17 de noviembre de 2010

¿El sábado o el domingo?


Quizás a muchos no les queda claro la razón por la cual la Iglesia Católica se interesa por la "santificación" del día domingo y por qué los fieles son convocados en ese día a las celebraciones litúrgicas. También es posible que otros piensen que es un error no respetar el sábado, ya que la Biblia trae muchos textos referentes a la importancia del sábado y a la obligación de respetarlo como día de descanso. 
En el texto que sigue usted podrá conocer las diferencias entre ambos días y las razones de por qué los católicos celebramos el domingo, primer día de la semana, como día festivo.  

1. ¿Qué nos enseña el A. T. acerca del día sábado?
 
La palabra «sabat» (sábado) significa «descanso» «reposo» o «cesación.» Es decir, que «sábado» significa simplemente «un tiempo de descanso» y no tiene originalmente ningún significado como «el séptimo día de la semana»
De hecho se emplea en la Biblia la palabra «sábado» con diversas significaciones. A veces significa «un reposo» de un día (Ex. 20,10). Otras veces este reposo es de «un año» (Lev. 25,4). Alguna vez indica también un período de 70 años (2 Crón. 36, 21).
Ahora bien, ¿de dónde viene el día sábado como séptimo día consagrado a Dios? Leemos la Biblia: «Así fueron hechos el cielo y la tierra y todo lo que hay en ellos. Dios terminó su trabajo el séptimo día, y descansó en este día de todo lo que había hecho. Bendijo Dios el séptimo día y lo hizo santo porque ese día El descansó de todo su trabajo de creación». (Gén. 2, 2-3)
«En seis días Yavé hizo el cielo y la tierra, el mar y todo cuanto hay en ellos, pero el séptimo día Yavé descansó, y por eso bendijo el sábado y lo hizo sagrado». (Ex. 20, 11).
«Seis días trabajarás y harás tus obras, pero el séptimo es sábado de Yavé tu Dios» (Deut. 5, 13-14).
Nos damos cuenta de que en estos textos la palabra «sábado» (descanso) tiene para los israelitas del Antiguo Testamento un nuevo sentido, un sentido religioso. El sábado les recordaba la creación de Dios en seis días con su descanso en el Séptimo día; este último día es consagrado a Dios. Y el hombre también con su trabajo imita la actividad de Dios Creador y con su «descanso» («sabat») del séptimo día el hombre imita el reposo sagrado de Dios. (Ex. 31, 13).
Así el día sábado se convirtió para los israelitas en una señal, en una de sus prácticas más típicas e importantes. Esta señal del día sábado y la circuncisión eran características mediante las cuales el pueblo de Israel se distinguía de los otros pueblos que lo rodeaban. Y durante toda la historia del A.T. el pueblo de Israel guardó fidelidad a estas dos señales.
Con el tiempo la práctica del reposo del sábado fue asumida por la ley judía en forma muy estricta, con 39 prohibiciones de trabajo: prohibición de recoger leña (Núm. 15, 32); prohibición de preparar alimentos (Ex. 16, 23); prohibición de encender fuego (Ex. 35, 3); etc. Poco a poco la práctica del reposo del sábado se convirtió en una observancia escrupulosa e hipócrita. Los profetas del A.T. lanzan una dura crítica contra la práctica legalista del sábado que ha convertido a los israelitas en un pueblo sin devoción interior (Os. 1, 2 y Os. 2, 13). 

2. ¿Celebraba Jesús el día sábado?
Jesús no suprime explícitamente la ley del sábado. El, en día sábado, visitaba la sinagoga y aprovechaba la ocasión para anunciar el Evangelio (Lc. 4, 16). Pero Jesús, al igual que los profetas, atacaba el rigorismo formalista de los fariseos y de los maestros de la Ley: «El sábado está hecho para el hombre y no el hombre para el sábado.» (Mc. 2, 27). Para Jesús el deber de la caridad es anterior a la observancia material del reposo; por eso El hizo varias sanaciones en día sábado, obras prohibidas en este día. (Mc. 3, 1-6; Lc. 14, 1-6; Lc. 6, 1-5). Además Jesús se atribuyó poder sobre el sábado: «el Hijo del hombre es Señor del sábado.» (Mc. 2, 28). En otras palabras, Jesús es dueño del sábado. (Lc. 6, 1-5).
Por supuesto que esta nueva manera de observar el sábado chocó violentamente con la mentalidad legalista de los fariseos. Y éste era uno de los cargos graves contra Jesús (Jn. 5, 9). Pero El estaba consciente de que, haciendo el bien en día sábado, imitaba a su Padre, el cual habiendo reposado el sexto día, al final de la creación, continúa rigiendo el mundo y vivificando a los hombres. «Mi Padre ha trabajado hasta ahora, y yo también trabajo» (Jn. 5-17).
La actitud de Jesús frente al día sábado nos enseña que él actuó con libertad de espíritu frente a esa ley, y nunca consideró la observancia del sábado como algo esencial en su prédica, esto era para Jesús algo menos importante.
Pero Jesús dijo claramente«que no vino a suprimir la ley sino a darle su verdadero significado» (Mt. 5, 17). En su actitud no se trata de cumplir la ley al pie de la letra, sino que promueve una evolución de la ley hacia su perfección.
 
3. La Resurrección de Jesús.
El argumento fundamental para optar por el día Domingo procede de la Resurrección del Señor. Los cuatro evangelistas concuerdan en que la Resurrección de Cristo tuvo lugar en «el primer día de la semana», que corresponde al día Domingo de ahora. (Mt. 28, 1; Mc. 16, 2; Lc. 24, 1; Jn. 20, 1 y 19). El hecho de la Resurrección de Cristo en el día Domingo para los discípulos era altamente significativo y será desde entonces el centro de la fe cristiana.
                                                                                                             
Hay dos razones fundamentales para celebrar este día de la Resurrección:
1) Con su Muerte y Resurrección, Jesús comenzó la Nueva Alianza y terminó la Antigua Alianza. Durante la última Cena, Jesús proclamó: «Esta copa es la Alianza Nueva, sellada con mi sangre, que va a ser derramada por ustedes.» (Lc. 22, 20). Los discípulos de Jesús poco a poco se dieron cuenta de que en esta Nueva Alianza la ley de Moisés y sus prácticas tendrían otro sentido.
La Muerte y Resurrección de Cristo significaban también para los primeros cristianos la Nueva Creación, ya que Jesús culminaba su obra precisamente con su Muerte y Resurrección justo en el día Domingo, que será desde entonces «el día del Señor».
Nosotros también hemos recibido la promesa de entrar con Cristo en este reposo (Hbr. 4, 1-16). Entonces, el día Domingo, «el día del Señor», será el verdadero día de descanso, en que los hombres reposarán de sus fatigas a imagen de Dios que reposa de sus trabajos (Hbr. 4, 10 y Apoc. 14, 13).
De ahí en adelante la fe de los cristianos tiene como centro a Cristo Resucitado y Glorificado. Y para ellos era muy lógico celebrar el «Día del Señor» (Domingo) como el «Nuevo día» de la Creación. (Is. 2, 12).
 
4. La práctica de los primeros cristianos.
Los primeros cristianos siguieron en un principio observando el sábado y aprovechaban las reuniones sabáticas para anunciar el Evangelio en el ambiente judío. (Hch. 13, 14). Pero luego el primer día de la semana (el Domingo) empezó a ser el día del culto de la primitiva Iglesia. «El primer día de la semana, estando nosotros reunidos para partir el pan...» (Hch. 20, 7). Sabemos que «partir el pan» es la expresión antigua para designar la santa Misa o Eucaristía. Es entonces muy claro que los primeros cristianos tenían su reunión litúrgica -la Santa Misa- en el día Domingo, tal como se hace hoy. Escribe Juan, el autor del libro Apocalipsis: «Sucedió que, un día del Señor, quedé bajo el poder del Espíritu Santo» (Ap. 1, 10).
 
5. ¿Qué nos enseña el apóstol Pablo?
Jesús había dicho: «Yo no vine a terminar con la ley , sino a completar la ley, dándole su última perfección» (Mt. 5, 17). San Pablo en sus cartas desarrolla esta misma idea: «El fin de la ley es Cristo» (Rom. 10, 4). Así para el apóstol la plenitud de la ley no se encuentra en el cumplimiento literal de la ley, sino en la fe en Cristo. Pablo dice que «la ley ha sido nuestro maestro hasta Cristo» (Gal. 3, 24) y con Cristo se inicia la Nueva Alianza (1 Cor. 11, 25).
El apóstol Pablo tuvo sus discusiones acerca del día del Señor. Al comienzo tenía la costumbre de predicar en las sinagogas el día sábado para los judíos, pero cuando le rechazaban sus enseñanzas, él se volvía a los gentiles. En este ambiente no judío, Pablo no daba importancia a las costumbres judías, como la circuncisión, el día sábado, etc. Pablo se reunía con los nuevos creyentes el primer día de la semana, y trasladaban las prácticas que los judíos solían hacer en día sábado, como la colecta de la limosna, al primer día de la semana. (1 Cor. 16, 1-2)
Esta actitud en favor de los gentiles convertidos provocó una fuerte discusión en la Iglesia. Luego, este asunto fue tratado en una reunión en Jerusalén, con los apóstoles y ancianos de esta Iglesia. Ahí tomaron la decisión de no imponer a los gentiles convertidos ninguna carga o práctica judía, salvo lo absolutamente necesario (Hch. 5, 28-29). Con esta decisión quedó abierta la puerta a los gentiles, sin obligarlos a la ley judía. Ahora bien, Pablo escribe a los Colosenses: «Que nadie los moleste a ustedes por lo que comen o beben, o con respecto a días de fiesta, lunas nuevas o días de descanso.» (Col. 2, 16) Además criticó el afán de dar demasiada importancia a ciertos días (sábado), meses, fechas y años (Gál. 4, 10). El siempre recomendó evitar estas polémicas secundarias y dar importancia a la caridad.
 
6. Consideración final.
No cabe la menor duda de que los primeros cristianos santificaron, descansaron y celebraron el Domingo como «el día del Señor.» Esta práctica tiene pleno fundamento en la Biblia. Respetamos el hecho de que los judíos celebren el sábado en la forma indicada en el Antiguo Testamento (ellos no son una religión cristiana). Los católicos, entonces, estamos en la verdad al celebrar el día Domingo. Para terminar, repito las palabras del apóstol Pablo: «Que nadie les critique por cuestiones de comidas o bebidas o con respecto a días de fiestas, lunas nuevas o días de descanso... Todo esto es sombra de lo venidero» (Col. 2, 16-17).
En definitiva, los católicos no hemos quedado petrificados en el Antiguo Testamento ni somos esclavos de frases sacadas de su verdadero contexto. Los católicos aceptamos este evolución querida por Dios entre Antiguo y Nuevo Testamento y aceptamos a Jesús como Amo y Señor de la Historia y tenemos muy claro que la realidad presente deja muy atrás los signos con que fue prefigurada. Es por eso que santificamos el día Domingo. 
Fuente: mercabá.org
 
                                                                          
 

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