Hace ya un tiempo, el blog "Temas de historia de la Iglesia" publicó una serie de notas con el título "Historia de la Reforma Litúrgica". Por considerarlas de interés se irán agregando aquí. Esperamos que al mismo tiempo de ampliar conocimientos sirvan para comprender la importancia de las reformas conciliares y su adhesión a la tradición secular a la Iglesia.
Historia de la reforma litúrgica (1) - Antecedentes
EL MOVIMIENTO LITÚRGICO EN TIEMPOS DE PÍO XII
Los centros monásticos de irradiación litúrgica crearon multitud de publicaciones, lanzadas por doquier para fomentar el amor a la liturgia y a la instrucción y participación activa de los fieles en la misma. Fue esto tan positivo que mereció una alabanza de Pío XII en su carta encíclica Mediator Dei, del 20 de noviembre de 1947. Esta irradiación del apostolado litúrgico estimuló a muchos a cultivar el estudio de la liturgia en sus fuentes y en sus diversos aspectos. De este modo se creaba un ambiente propicio para que prestigiosos sacerdotes, religiosos y laicos se reunieran periódicamente a tratar con toda profundidad algún aspecto de la liturgia, dentro de una atmósfera espiritual de gran relieve. Surgieron nuevos centros de estudios litúrgicos con sus propias publicaciones, que ayudaron a crear y fomentar un gran entusiasmo por todo lo referente a la sagrada liturgia, como el Centro de Pastoral litúrgica de Paris, el Instituto litúrgico de Treveris y otros semejantes. También fue notable la actuación del equipo que editaba “Ephemerides liturgicae” de Roma, que captó desde el principio las realidades del movimiento litúrgico y las dio a conocer en grandes sectores de la jerarquía de la Iglesia.
Del 14 al 18 de septiembre del 1954 tuvo lugar en Lugano la 3ª Sesión Internacional de estudios litúrgicos. Tuvo por tema principal La participación activa de los fieles según el espíritu de Pio X. Este congreso de liturgia estuvo avalado por la presencia del cardenal Ottaviani, secretario del Santo Oficio, y por otras personalidades de la Curia romana. Se pidió a la Santa Sede la introducción de la lengua vernácula en las lecturas bíblicas de la Misa y en los cantos y oraciones del pueblo fiel. Se pidió ardientemente la restauración de toda la Semana santa, al estilo de la Vigilia pascual.
Munich fue la sede del 7.° Congreso internacional de Liturgia, del 30 de julio al 3 de agosto de 1959. El tema fue el de la celebración eucarística en las Iglesias orientales y occidentales. Sin estos congresos no hubiera sido tan fácil ni rápida la reforma litúrgica promovida por el concilio Vaticano II. Juntamente con ellos, se dieron en diversos lugares reuniones de liturgistas más o menos importantes en orden a la reforma litúrgica de la Iglesia en Occidente.
En octubre del mismo año, el vice relator general de la sección histórica de la Congregación de Ritos, padre Jose Low, redentorista austriaco, inició el esquema del proyecto. El trabajo duró unos dos años y fue publicado en una tirada de 300 ejemplares, como Positio de la sección histórica de la misma Congregación. Llevaba por título Memoria sobre la reforma litúrgica.
Los dos puntos mas desarrollados eran los referentes al año litúrgico y al Oficio divino. Para lo demás se decía allí que se prepararían estudios especiales. De hecho, se redactaron unos cuarenta, algunos de muy pocas páginas. Cuatro se publicaron como complementos de la referida Memoria. El primero fue del benedictino Anselmo Albareda. Trató de la graduación litúrgica, y no gustó por ser complicado, artificial y prácticamente irrealizable. El segundo contenía las observaciones a la referida Memoria de los padres Capelle, benedictino; Jungmann, jesuita, y monseñor Righetti. El tercero recogía el material histórico hagiográfico y litúrgico para la reforma del Calendario. Era el más importante y de hecho ha servido mucho para la reforma del Calendario realizado después del Vaticano II. El cuarto contenía el resultado y deducciones de la consulta que se hizo al episcopado mundial sobre la reforma del Breviario. Respondieron unos cuatrocientos obispos.
En 1948 fue nombrada la comisión para la reforma litúrgica. Presidente de la misma fue el mismo prefecto de la Congregación de Ritos, que entonces era el cardenal Micara. Miembros de la comisión fueron monseñor Carinci, secretario de dicha Congregación; Fernando Antonelli, franciscano, relator general de la misma; Jose Low, redentorista, vicerrelator; Anselmo Albareda, benedictino, prefecto de la Biblioteca Vaticana ; Agustin Bea, jesuíta, director del Pontificio Instituto Biblico y confesor de Pío XII, más tarde cardenal; Anibal Bugnini, paúl, director de la revista “Ephemerides Liturgicae", que fue nombrado secretario de la comisión. En 1951 se añadió a ésta monseñor Enrico Dante, luego cardenal; en 1960, monseñor Pedro Frutaz, relator general de la Congregación ; don Luis Rovigatti, parroco de una iglesia de Roma; monseñor Cesareo d’Amato, abad benedictino de San Pablo Extramuros de Roma y obispo titular de Sebaste de Cilicia; Carlos Braga, paúl, del equipo de “Ephemerides litúrgicae". En 1953 el cardenal Micara fue nombrado vicario de Roma, y le sustituyó el cardenal Gaetano Cicognani en la presidencia de la comisión y en la prefectura de Ritos.
La primera reunión de la comisión se tuvo el 22 de junio de 1949. Se pensó en un principio que sería cosa de poco tiempo; pero el padre Bea dijo que para revisar las lecturas bíblicas que se leen en la liturgia y el salterio se necesitarían unos cinco años. Algunos quedaron desilusionados, pero era el plazo mínimo que se requería también para otras partes de la liturgia. En los doce años de existencia (1948-1960) la comisión tuvo mas de ochenta reuniones y trabajó en absoluto secreto, tanto que la publicación de la reforma de la Vigilia pascual, en marzo de 1951, cayó de sorpresa a los mismos oficiales de la Congregación de Ritos. La comisión gozó siempre de la plena confianza del Papa, que estaba al corriente de todo por su propio confesor, el padre Bea. Por eso se lograron grandes resultados, inesperados para no pocos. No se llego a más por el anuncio de la celebración del concilio Vaticano II.
Se llevó a cabo una revisión de todos los libros litúrgicos. En 1955 se promulgó la Semana santa restaurada, con gran gozo de todo el pueblo cristiano, aunque en algunos lugares, como en Sevilla, la misa vespertina del Jueves santo no causó buena impresión y aún se propone que se vuelva a la practica anterior. Al pontificado de Pío XII hay que añadir la revisión del Salterio, en 1945; las misas vespertinas y la nueva disciplina del ayuno eucarístico, en 1953; la simplificación de las rubricas del Breviario y del Misal, en 1955; multitud de rituales bilingües, etc.
(Fuente: Temas de historia de la Iglesia )
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu comentario es útil para ayudar a discernir lo bueno de lo que no lo es.