martes, 20 de agosto de 2013

Reflexiones sobre el aborto

Aborto es una madre ordenando matar a su hijo. Lo demás es palabrería.
Vayamos con un poco de palabrería. Desde hace casi 60 años, con el descubrimiento del ADN, se sabe que el ser humano que crece en la matriz es un ente distinto de su madre, de la que depende para su sustento, al menos el tiempo que permanezca dentro del útero, y normalmente también después. Precisamente esa dependencia es la que ha creado el instinto maternal: cuidado y protección del hijo. Ese instinto es natural, pero hace tiempo que en nuestro medio ya no es normal (entendido como socialmente normativo). La razón es la negación de la verdad científica que el ADN nos ha enseñado. Es decir, que el feto no es una parte del cuerpo sobre la que la madre pueda decidir como si fuese el bazo o una mano. No obstante, esa premisa falsa sigue hoy tan viva como cuando se postuló, hace muchísimos años, como eslógan. Actualmente, el aborto es considerado algo aceptable, e incluso, por un sector creciente de la población, como un derecho. La ideología triunfó sobre la verdad científica y el orden moral natural. No está mal reflexionar asi, pero recordemos que:
Aborto es una madre ordenando matar a su hijo. Lo demás es palabrería.

“Siempre ha existido el aborto”. Es cierto; como el infanticidio, el parricidio, el suicidio, el magnicidio, y otras formas que quitar violentamente la vida a un ser humano. Antiguamente lo más usado era un hongo parásito de los cereales conocido como “cornezuelo de centeno”, cuyo extracto de alcaloide provoca contracciones de parto antes de tiempo, expulsando al feto. Normalmente eran mujeres que sabían de hierbas las que lo proporcionaban a las que lo pedían. Eran curanderas y, si se les descubría, alguna acababa quemada como bruja. Las mujeres que clásicamente se provocaban el aborto eran jóvenes solteras o viudas; según la honra social femenina contemporánea, no debían ser madres, pues el fruto de su vientre provenía de la fornicación. La realidad es que eran una minoría, las consideradas peores; la mayoría tenía al hijo en secreto y lo dejaba en la puerta de un hospicio o en el torno de un convento. En aquella época, ninguna mujer casada (o con “pareja estable”) pensaba en la muerte del hijo de sus entrañas. Incluso consideraban el embarazo como una bendición. Verdades como puños, sin olvidar que:
Aborto es una madre ordenando matar a su hijo. Lo demás es palabrería.
(Fuente: Conoceréis de verdad.org)

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