miércoles, 29 de noviembre de 2017

Jesús es Rey



Estamos en la última semana del año litúrgico, la cual fué inaugurada por  la festividad de Jesucristo Rey del universo.Aquí se agrega un texto sobre el misterio celebrado.
 
Jesús es rey (Jn 6,15)

Jesús es rey o es el ungido (el Cristo o el Mesías). Jesús tenía clara conciencia de ser el Hijo unigénito del Padre, el Mesías esperado, el Salvador del mundo. “Tú lo has dicho, soy rey”, le dice Jesús a Poncio Pilatos (Mt 27,11).

Dios “ha enviado su Palabra a los israelitas dándoles un mensaje de paz por medio de Jesús, el Mesías, que también es el Señor de todos” (Hch 10, 36).

Cristo es Rey y Señor del Universo, porque por haber sido obediente hasta la muerte y haberse hecho servidor de todos, fue exaltado por el Padre que le sometió todas las cosas.

Jesús es Rey, aunque su realeza no tiene nada que ver con el concepto de rey que tenemos y vemos en el ámbito humano; bien lo dijo Jesús: “Mi reino no es de este mundo (Jn 18, 36).

Y san Pedro reconoce, por inspiración divina, que Jesús es el mesías aunque inicialmente no había entendido cómo era la realeza de Jesús: “Tú eres el Cristo (el mesías, el rey), el hijo del Dios vivo” (Mt, 16,13).

Jesús es un rey que ha venido a servir y reconocemos su dignidad real cuando le decimos SEÑOR a Jesús.
(Fuente: Aleteia.com)







Homilía del Papa Francisco: nuestras iglesias no son supermercados
2017-11-24
Vigilancia, servicio y gratuidad: son las tres palabras que el Papa Francisco destacó en su homilía de la Misa matutina celebrada en la capilla de la Casa de Santa Marta el cuarto viernes de noviembre. El Santo Padre comentó las dos lecturas propuestas por la Liturgia del día. La primera tomada del Libro de los Macabeos y la segunda del Evangelio de San Lucas, cuyo tema común se refiere a la purificación del templo. Así como Judas y sus hermanos volvieron a consagrar el templo profanado por los paganos, del mismo modo Jesús echa a los mercantes de la casa del Señor transformada en una guarida de ladrones.
Y al respecto el Pontífice formuló una pregunta: ¿cómo se hace para que el templo de Dios vuelva a ser puro? Su respuesta fue a través de la vigilancia, el servicio y la gratuidad.
Está atento, está atenta: ¿qué sucede en tu corazón?
“El templo de Dios más importante es nuestro corazón” – dijo el Papa – porque dentro de nosotros habita el Espíritu Santo. Pero, ¿qué sucede en mi corazón?
Estar atentos a lo que sucede en nuestro templo, dentro de nosotros
“¿He aprendido a vigilar dentro de mí, para que el templo, en mi corazón, sea sólo para el Espíritu Santo? Purificar el templo, el templo interior y vigilar. Está atento, está atenta: ¿qué sucede en tu corazón? Quien viene, quien va… ¿Cuáles son tus sentimientos, tus ideas? ¿Hablas con el Espíritu Santo? ¿Escuchas al Espíritu Santo? Vigilar. Estar atentos a lo que sucede en nuestro templo, dentro de nosotros”.
Jesús está presente de modo especial en los enfermos, en los que sufren, en los hambrientos y en los encarcelados
El Obispo de Roma prosiguió explicando que Jesús “está presente, de modo especial en los enfermos, en los que sufren, en los hambrientos y en los encarcelados”. Él mismo lo ha dicho:
“Y yo me pregunto: ¿sé custodiar aquel templo? ¿Cuido el templo con mi servicio? ¿Me acerco para ayudar, para vestir, para consolar a aquellos que tienen necesidad? San Juan Crisóstomo regañaba a quienes hacían tantas ofrendas para adornar, para embellecer el templo físico y no se ocupaban de los necesitados. ¡Reprendía! Y decía: “No, esto no va bien. Primero el servicio, después las decoraciones”.
Por lo tanto, hay que purificar el templo que son los demás. “Cuando nos acercamos a prestar un servicio, prosiguió diciendo Francisco, para ayudar, nos asemejamos a Jesús que está allí dentro”.
La tercera actitud que el Papa indicó antes de concluir su reflexión fue la de la gratuidad. Y lo explicó de la siguiente manera:
Cuántas veces con tristeza entramos en un templo y no sabemos si estamos en la casa de Dios o en un supermercado…
“Cuántas veces con tristeza entramos en un templo; pensemos en una parroquia, un obispado, no sé…, pensemos, y no sabemos si estamos en la casa de Dios o en un supermercado. Allí hay comercio, incluso está la lista de precios para los sacramentos. Falta la gratuidad. Y Dios nos ha salvado gratuitamente, no nos hizo pagar nada”.
Que nuestras iglesias sean de servicio y gratuitas
El Papa Bergoglio anticipó una objeción: pero es necesario tener dinero para hacer que marchen las estructuras, para mantener a los sacerdotes, etc. Y respondió: “Tu da la gratuidad y Dios hará el resto. Dios hará lo que falta”. Que nuestras iglesias, concluyó,  sean “iglesias de servicio, iglesias gratuitas”.
(Fuente: News Va.org)


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