martes, 29 de diciembre de 2009

Preguntas con respuestas



¿Son necesarios los dogmas? -
—¿Y es necesario que la Iglesia tenga dogmas, y una autoridad y un Magisterio? ¿No bastaría que cada uno procurara vivir lo que dijo Jesucristo y lo que viene recogido en la Biblia?

Lo que dices es la tesis protestante de la sola Scriptura. Sin embargo, si se trata de vivir lo que dice la Sagrada Escritura, convendría tener presente que en ella se dice con claridad que Jesucristo fundó la Iglesia (por ejemplo, en Mt 16, 16-19; Mt 18, 18; etc.). Y puestos a dar también algunas razones de orden práctico, cabe añadir que desde tiempos de Lutero han surgido ya más de 25.000 diferentes denominaciones protestantes, y que en la actualidad nacen cinco nuevas cada semana, en un proceso progresivo de desconcierto y atomización. Por eso ha escrito Scott Hahn que una Sagrada Escritura sin Iglesia sería algo parecido a lo que habría supuesto que los fundadores del Estado norteamericano que promulgaron la Constitución se hubieran limitado a añadir una genérica recomendación diciendo “que el espíritu de George Washington guíe a cada ciudadano”, pero sin prever un gobierno, un congreso y un sistema judicial, necesarios para aplicar e interpretar la Constitución. Y si hacer eso es imprescindible para gobernar un país, también lo es para gobernar una Iglesia que abarca el mundo entero. Por eso es de lo más lógico que Jesucristo nos haya dejado su Iglesia, dotada de una jerarquía, con el Papa, los obispos, los Concilios, etc., todo ello necesario para aplicar e interpretar la escritura.

El prestigio de la Iglesia

—¿Y qué opinas del prestigio de la Iglesia católica?

La situación de la Iglesia católica en el arranque de este milenio reviste un extraordinario interés. Como ha escrito José Orlandis, nunca en la historia había sido tan universal como ahora, por la diversidad nacional y étnica de sus fieles; nunca el Papa había gozado de un prestigio moral tan alto, no sólo entre sus fieles, sino también entre hombres del mundo entero, que le consideran como la más alta autoridad espiritual. Se trata de un fenómeno sin precedentes, pues los grandes Papas medievales tenían como marco una cristiandad europea, espiritualmente compacta pero de dimensiones muy reducidas. La Iglesia católica aparece hoy con una inequívoca personalidad internacional, con mil millones de fieles, con más de ciento veinte mil instituciones asistenciales y con unas escuelas en las cuales se forman cincuenta millones de estudiantes. Aparece, además, firme y coherente en sus enseñanzas en cuestiones doctrinales y morales, en contraste con la inestabilidad y las ambigüedades de muchas confesiones religiosas, que presentan a menudo la apariencia de naves desarboladas, a merced del oleaje de las modas o de los antojos de sus bases, ansiosas de acomodarse a las preferencias de la opinión pública.

(Fuente: Conoceréis de verdad).




martes, 22 de diciembre de 2009

Misión fundamental de la Iglesia: Evangelizar (II)


"Evangelizar -dice el recordado Venerable Pablo PP VI- constituye la dicha y vocación propia de la Iglesia, su identidad más profunda. Ella existe para evangelizar, es decir, para predicar y enseñar, ser canal del don de la gracia, reconciliar a los pecadores con Dios, perpetuar el sacrificio de Cristo en la santa misa, memorial de su muerte y resurrección gloriosa"


domingo, 20 de diciembre de 2009

Misión fundamental de la Iglesia: Evangelizar


La Iglesia es evangélica porque evangeliza en la universalidad (católicos) de su misión. Y lo hace con el Evangelio que es en primer lugar, la Obra de Cristo, lo que predica y lo que hace Jesucristo. Dar la vida por el Evangelio es lo mismo darla por Cristo Jesús. Y este Evangelio que es la Obra de Jesús, debe ser predicado en el mundo entero Mc. 13,10; 16,15. La Iglesia -solo ella con las palabras de Pedro en la sucesión apostólica- predica al mundo: “Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo” Mt.16,18. Y por esta verdad absoluta, ‘las sectas manipuladoras de la Biblia’, o ‘las idolatrías (εδωλολατρεα) contemporáneas’, la acosan, la persiguen sin tregua hasta el derramamiento de sangre. Como un yunque, en el que se han gastado tantos martillos durante 2000 años, la Iglesia ‘nuevo pueblo de Dios’ (Mc.6,30), -ofrece la salvación- teniendo como destinatarios a todos los pueblos. Esa es su misión católica y catolizante, para quien pregunte: ¿Quién es éste?, lo descubra con Pedro que le confiesa como Mesías (Mc 8,29). Es Jesús que con su obra, nos ha conseguido la salvación. Siendo buena sal y fermento en el mundo, evangeliza la Iglesia.


sábado, 7 de noviembre de 2009

Carta de Obispos Argentinos a Legisladores




Obispos de San Justo
*
San Justo, 4 de Noviembre de 2009

Al Señor Presidente de la Cámara de Diputados de la Nación
Dr. Eduardo Alfredo Fellner
Estimado Señor Diputado:

Reciba nuestros más cordiales saludos y deseos de Paz y Bien en Jesucristo, Señor de la Historia; que le rogamos extienda a todos los integrantes de la Honorable Cámara de Diputados de la Nación, remitiéndoles una copia de la presente.

Las circunstancias nos obligan a escribirle en nuestro doble carácter, de ciudadanos y Obispos, Titular y Auxiliar de la Diócesis de San Justo -La Matanza-. El bien común temporal es el fin de toda actividad política -y la legislativa lo es en grado sumo-, no es ajeno a nuestro ministerio episcopal, cuya finalidad es también el bien común, aunque en un sentido más amplio. Precisamente esta convergencia en el bien común de nuestras tareas, es la que requiere dirigirnos a Ud. y, por su intermedio, a todos los Señores Diputados de la Nación, para que tengan en cuenta estas consideraciones, referidas a diversos proyectos de ley, en estudio en vuestra honorable Cámara. Me refiero en concreto a los expedientes cuyos números de ingreso son: 1854-D-2008 y 1737-D-2009, referidos a la pretensión de legalizar las uniones del mismo sexo con el status jurídico del matrimonio.

Al respecto, resulta obvio decir que cada cosa diferente debe tener su propia denominación. Por ejemplo, no se puede llamar perro indistintamente al gato y al perro; puesto que son dos animales diferentes. Ambos son mamíferos, vertebrados y cuadrúpedos, pero ¿qué duda cabe que un perro es un perro y un gato es un gato?, son dos realidades diferentes.

Con relación a estos proyectos de ley, nos vemos en la obligación de explicar a los diputados firmantes de los mismos que, así como un perro no es un gato ni viceversa, la unión estable de un varón y una mujer abierta a la vida –desde siempre conocida como matrimonio, que deriva del latín matri munus, o sea “el oficio de la madre”, es algo completamente diferente a cualquier otro tipo de unión con connotaciones sexuales. En las convivencias homosexuales va de suyo que no hay madre posible, ni nadie que realice su misión, tampoco hay marido ni mujer, no hay esposos, no hay hijos... En síntesis, no hay nada que tenga que ver con el matrimonio.

En un análisis sintético pero más profundo de la cuestión, es también evidente que los matrimonios de verdad –no las caricaturas de los mencionados proyectos de ley-, son necesarios para la subsistencia y el progreso de la República Argentina. Necesitamos más habitantes que aseguren el recambio poblacional, y que nos permitan con su trabajo, hacer producir las inmensas riquezas naturales de nuestra Patria común. Ya lo descubrió Aristóteles cuatro siglos antes del nacimiento de Cristo. El bien común depende de las familias fundadas en verdaderos matrimonios. Y es esa función insustituible de bien común, la que justifica la regulación especial y privilegiada del matrimonio y la familia.

En cambio, las uniones del mismo sexo, no sólo no edifican el bien común, sino que lo dificultan seriamente. Significan por definición: menos matrimonios, menos hijos, menos familias. Si ese efecto negativo fuera promovido por las leyes, ya no se podría hablar de “bien” común, sino que habría que calificarlo como una legislación que promueve el “mal común”. Lamentablemente debemos constatar que estamos en presencia de una decadencia moral, que cuando es profunda y estable, termina afectando la capacidad de percibir la realidad tal cual es. Por lo tanto, el bien común exige no legalizar ni promover estas uniones antimatrimoniales.

Para favorecer a las mismas se esgrimen razones afectivas y se aduce que no podrían coartarse los afectos de dichas personas. En realidad, ni el derecho ni las leyes se meten con los afectos de nadie. Si los afectos tuvieran alguna relevancia jurídica, habría por ejemplo: un registro de amigos, el afecto más natural y abarcativo en la vida de toda persona humana; además, en materia de matrimonio, sería un requisito para la validez del mismo, que haya amor entre los contrayentes. Sin embargo, jamás existieron ni una cosa ni la otra. Sencillamente porque los afectos quedan al margen de todo ordenamiento jurídico. Si los cónyuges se casan por amor, por dinero o cualquier otro interés, es asunto suyo. No interesa a las leyes ni a los jueces. Únicamente les incumbe a ellos y al Justo Juez que los juzgará –como a todos, y allí no habrá inmunidad parlamentaria que valga-, en el Juicio Universal.

No podemos dejar de subrayar que se aduce a favor de dicha regulación, la necesidad de contar con una protección jurídica por diversas razones de tipo económico. Esto es igualmente falso. En efecto: en materia de previsión social, cada homosexual puede –y debe- aportar a la Caja de Jubilaciones y Obra Social que le corresponda, y tendrá la cobertura que corresponda en justicia a cualquier ciudadano. Va de suyo, que sería injusta la pretensión de alguna pensión como conviviente. Ello por muchos motivos, ya que también conviven hermanos, tíos con sobrinos u otros parientes, sin que ello de lugar a pensión de ninguna naturaleza. Simplemente porque la pensión es justa cuando premia a quien, para atender a la familia –en especial a los hijos-, no pudo trabajar fuera de su casa, o lo hizo en forma limitada. Pero aquí no hay familia, ni sacrificio de ninguna especie. Es más, si se dieran pensiones a los convivientes del mismo sexo, necesariamente disminuiría la compensación a los verdaderos esposos, que como fruto de su amor hacen posible la subsistencia de la Nación. Tales prestaciones serían gravemente injustas y contrarias al bien común. Un nuevo “mal común”.

Y en cuanto a la adquisición y disposición de los bienes, las reglas jurídicas del condominio y la sociedad de hecho son suficientes para proteger económicamente a los convivientes del mismo sexo. Se que este es un punto sensible, por la sencilla razón que las convivencias homosexuales son de una notable fragilidad; en general duran muy poco como muestran todas las estadísticas de todos los países del mundo. No se trata de una observación académica, pero apunta al corazón antropológico de la cuestión: el que es igual no puede complementarme, puesto que sólo puede aportarme lo que ya poseo y, por eso mismo, no lo necesito. Todos los seres humanos tenemos la certeza de nuestra imperfección, no sólo porque hay quienes tienen nuestras mismas dotes de modo más elevado, sino que nuestra falta de perfección es aún más profunda: la especie humana se integra con los dones y el genio de la mujer, más los dones y el genio del varón. Solos, siempre estaremos incompletos.

Finalmente, debemos recordar a los Señores Diputados, que los tratados de derechos humanos con jerarquía constitucional, sólo reconocen la familia basada en el matrimonio heterosexual (Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, art. 23, inc. 2 y Convención Americana sobre Derechos Humanos, art. 17, inc. 1, entre otros textos). Los proyectos de marras son, pues, inconstitucionales.

Ahora bien, y para concluir: si las uniones homosexuales no son ni podrán ser nunca un matrimonio –sino más bien todo lo contrario: un verdadero antimatrimonio-, además, su promoción va directamente contra el bien común –para transformarse en un verdadero mal común-. Y a ello, le añadimos que los afectos quedan al margen del derecho y las leyes; y que existen otras alternativas ya legisladas, que son aptas para regular las relaciones económicas entre los integrantes de dichas uniones. Sumados todos estos elementos explicados muy sintéticamente, va de suyo que dichos proyectos de ley deben ser archivados lo antes posible.

Señor Presidente y distinguidos Señores Diputados, reciban Uds. un afectuoso saludo, nuestra bendición y oración por vuestra importante tarea legislativa, todo ello en Cristo Jesús, que es la Vida y la fuente de todos los auténticos valores.

¡ DIOS ES AMOR!

+Baldomero Carlos Martini , Obispo de San Justo
+Damián Santiago Bitar, Obispo Auxiliar de San Justo

jueves, 5 de noviembre de 2009

Preguntas esenciales

 A continuación se incluye una serie de preguntas y sus respuestas relativas a la fe católica, que se consideran esenciales para conocer sobre ella. En entradas sucesivas se irán completando nuevas preguntas y respuestas que cubrirán aspectos fundamentales que se encuentran extensamente desarrollados en el Catecismo de la Iglesia Católica.


 INTRODUCCIÓN - EL FIN DEL HOMBRE
 1. ¿Para qué creó Dios al hombre?  Dios creó al hombre para comunicarle su bondad y su amor. Así el hombre puede conocer y  amar a Dios, servirle libremente y luego gozar de Él para siempre en el Cielo.
2. ¿Tiene el hombre deseo de felicidad?  Dios puso en el corazón de todo hombre el deseo del bien y de la felicidad.
3. ¿Cuál es el mayor bien? El mayor bien sin ninguna duda es el mismo. Dios: quien tiene a Dios nada le falta.
4. ¿Cómo el hombre puede alcanzar a Dios?  El hombre puede alcanzar a Dios a través de Jesucristo, su Hijo, quien dijo: "Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida".
5. ¿Quién enseña la verdad de Dios y de Jesucristo? La verdad completa sobre Dios y Jesucristo la enseña la Iglesia Católica. De ella dijo el Señor: "Quién a ustedes oye, a Mí me oye"
6. ¿Quiénes son los cristianos? Los cristianos son los discípulos de Jesucristo Maestro y Salvador.
7. ¿Qué es la doctrina cristiana? La doctrina cristiana es la que nos enseñó Jesucristo para que fuéramos felices y llegáramos al Cielo.
8. ¿Quién nos enseña la doctrina cristiana? La doctrina cristiana nos la enseña la Iglesia Católica, que es quien tiene confiada por Cristo la tarea de enseñarla.
9. ¿Cuáles son las partes de la doctrina cristiana? Las partes de la doctrina cristiana son cuatro: el Credo o lo que se debe creer; los sacramentos o la fe que se debe celebrar; los mandamientos o la fe que se debe vivir; y la oración.

EL ENCUENTRO DE DIOS CON EL HOMBRE: LA REVELACIÓN
10. ¿Puede el hombre conocer a Dios? El hombre al contemplar la naturaleza y el universo puede llegar a Dios por su inteligencia.
11. ¿Se puede conocer a Dios de otro modo?  Sí. Se puede conocer a Dios de un modo mucho más perfecto a través de la Revelación hecha por Dios al hombre.
12. ¿Dónde encontramos esa Revelación?  La Iglesia Católica nos enseña que esa Revelación está en la Sagrada Escritura y en la Tradición.
13. ¿Qué es la Sagrada Escritura? La Sagrada Escritura son los libros escritos por inspiración de Dios, que se contienen en la Biblia.
14. ¿Qué es la Tradición? La Tradición es la doctrina de Jesucristo que enseñaron sus Apóstoles, y que por la acción del Espíritu Santo se ha transmitido a través de la Iglesia.
 (Fuente: Conocereis de verdad. org)




domingo, 1 de noviembre de 2009


La palabra "Iglesia" significa "convocación". Designa la asamblea de aquellos a quienes convoca la palabra de Dios para formar el Pueblo de Dios y que, alimentados con el Cuerpo de Cristo, se convierten ellos mismos en Cuerpo de Cristo.

La Iglesia es a la vez camino y término del designio de Dios: prefigurada en la creación, preparada en la Antigua Alianza, fundada por las palabras y las obras de Jesucristo, realizada por su Cruz redentora y su Resurrección, se manifiesta como misterio de salvación por la efusión del Espíritu Santo. Quedará consumada en la gloria del cielo como asamblea de todos los redimidos de la tierra (cf. Ap 14,4).

La Iglesia es a la vez visible y espiritual, sociedad jerárquica y Cuerpo Místico de Cristo. Es una, formada por un doble elemento humano y divino. Ahí está su Misterio que sólo la fe puede aceptar.

La Iglesia es, en este mundo, el sacramento de la salvación, el signo y el instrumento de la Comunión con Dios y entre los hombres.
(Fuente: Conoceréis de verdad.org) 

¿CUANDO SE ORIGINÓ LA IGLESIA CATÓLICA?

El orgullo de ser hijo de la Iglesia:
1) Para saber
Muchas empresas o negocios se enorgullecen de contar con mucho tiempo dentro del mercado comercial. Señalan como un calificativo de prestigio el tiempo que llevan trabajando: “Con Usted desde hace setenta años”. También ciudades o universidades muestran con orgullo su antigüedad: “... fundada hace más de quinientos años”.
Ciertamente, contar con muchos años suele mostrar la aceptación favorable que ha tenido. Con la Iglesia Católica podemos remontarnos a su origen, hace ya cerca de dos mil años.
Cristo había anunciado la Iglesia y luego la instituyó. Después la ‘engendró’ definitivamente en la cruz mediante su muerte redentora. Más tarde, cincuenta días después de su Resurrección, la existencia de la Iglesia se hizo patente el día de Pentecostés, cuando vino el Espíritu Santo. Ahí comenzó una nueva era. Por eso decía el papa Juan Pablo II que así como hablamos del nacimiento de un hombre en el momento en que sale del seno de su madre y se ‘manifiesta’ al mundo, así la Iglesia vio la luz al llegar el Espíritu Santo y manifestarse al mundo. Este es el origen de la Iglesia Católica.
2) Para pensar
En la antigüedad, antes de Cristo, Dios había formado y escogido al pueblo judío con el cual hizo una alianza. Dios fue educándolo poco a poco, revelándole su persona y santificándolo. Pero ese pueblo era sólo una preparación hacia el nuevo y verdadero pueblo que iba a constituir: la Iglesia.
La Antigua Alianza había sido pactada con Moisés y sellada con sangre de animales que sirvieron como víctimas. Ahora, la Nueva Alianza es sellada con la sangre de Cristo, el Cordero de Dios, que es la víctima sin mancha. Es por eso que la Iglesia es llamada “Pueblo de Dios”, y todo los que pertenecemos a la Iglesia somos miembros de él.
Como todo pueblo, tiene a su cabeza que es Cristo, y su Vicario en la tierra que es el Papa; tiene su ley, que es el mandamiento nuevo: amar como el mismo Cristo nos amó.
Y si cada país tiene sus propias características que lo distinguen de los demás, así también el Pueblo de Dios: “La identidad de este Pueblo, es la dignidad y la libertad de los hijos de Dios en cuyos corazones habita el Espíritu Santo como en un templo” (Cfr. Catecismo de la Iglesia Católica, n. 782).
3) Para vivir
Cuando se lleva a cabo una competencia deportiva internacional,  es natural que se apoye al equipo que representa al propio país. Con mayor razón si se trata de la soberanía nacional, hay que estar dispuestos a defenderla. Y es que el ser patriota es una virtud. Ello no implica que se tenga que odiar o menospreciar a los demás países. Al contrario, también se les ha de admirar y querer.
Por ello conviene conocer y amar cada vez mejor a la Iglesia. Una forma es leyendo el Catecismo, preguntando nuestras dudas a alguna persona confiable y, sobre todo, rezando a Dios cada día por ella.

Autor: Padre José Martínez Colín
Fuente: Church Forum www.churchforum.org

INTENCIONES DEL SANTO PADRE PARA EL MES DE NOVIEMBRE

Intención General: Para que los hombres y mujeres del mundo, especialmente los responsables de la política y la economía, no cedan en su empeño de salvaguardar la creación.
Intención Misionera: Para que los creyentes de las diversas religiones, con el testimonio de sus vidas y mediante el diálogo fraterno, ofrezcan una demostración clara de que el Nombre de Dios es portador de paz.

martes, 27 de octubre de 2009

Padre: ¿por qué no se casa?

 La nota que sigue después de la pregunta del título, tiene dos destinatarios. Primero: el crítico de la Iglesia Católica (bautizado en ella o no), a quien le pido que tenga paciencia para leer todo el contenido ya que encontrará algunas respuestas a sus afirmaciones o dudas.

Segundo: el seguidor consciente de la Iglesia, pues tendrá argumentos para responder cuando, con buena o mala fe, le hagan la pregunta: ¿por qué los curas no se casan?


Padre, ¿por qué no se casa?
No cabe duda que la pregunta que más escucho de la gente es: ¿Por qué no se casa Ud.?
Me han preguntado jóvenes,señoras, taxistas, niños, niñas y hasta alguna abuelita.
Les pica la curiosidad y quieren saber qué es lo que les pasa a los curas para que no tengan mujer.
Todo el mundo sabe que los sacerdotes católicos no nos casamos, pero pocos saben por qué. Algunos se sorprenden, otros se admiran y hay otros, los evangélicos sobretodo, que se asustan.
Los protestantes evangélicos atacan muchas tradiciones de la Iglesia porque no las comprenden. ¡Y cómo tiran pedradas al celibato de los sacerdotes católicos! (El celibato es el compromiso de no casarse.) Vamos a ver qué dicen y cómo podemos responderles. ¿es una ley de Dios?
La megasecta mexicana  llamada "Luz del Mundo" reparte un folleto que echa tierra al celibato. Lo primero que dice es: el celibato de los sacerdotes ¿es una ley divina o es una ley de los hombres? Con esta pregunta nos quieren hacer pensar que, si no es una ley de Dios, está mal.
Lo curioso es que la Iglesia Católica ¡nunca ha creído ni enseñado que el celibato fuera una ley divina! Es una simple norma disciplinar.
Es decir, mi Iglesia me pide que no me case para dedicarme a tiempo completo a las almas a las que tengo que servir como sacerdote. Como no tengo la preocupación de una familia propia, puedo estar a 100% por y para los fieles.
No siempre fue así. Sabemos que San Pedro estaba casado porque tenía suegra. Sabemos que algunos de los primeros papas, obispos y sacerdotes de la Iglesia que Cristo fundó también estaban casados. Pero poco a poco nos íbamos dando cuenta de que todos podrían servir mejor a Dios y a sus hermanos si fueran célibes. Así es que en el año 303 d.C., en el Concilio de Elvira, España, se puso la norma del celibato aunque la tradición ya existía en toda la Iglesia.
Pero ¿la Iglesia puede imponer una norma como el celibato? ¿Por qué no? Toda institución humana tiene sus normas. El ejército pide a sus miembros que corten su cabello de la forma establecida por la norma. ¿Quién discute la legitimidad de esa norma? El que a mí me guste o no es otra cosa...pero está claro que el ejército puede exigir lo que considere necesario o provechoso para sus miembros.
El argumento que el celibato va contra la naturaleza del hombre nace de un pobre concepto del hombre. Sólo quien opina que el hombre no es mejor que un animal dominado completamente por sus instintos puede pensar que el celibato es algo inhumano.
Tantos hombres que han vivido feliz y fielmente el celibato son testimonios de que se puede educar y elevar la sexualidad de la persona humana en aras de una entrega mayor. ¿qué dice la Biblia?
Los evangélicos afirman que el celibato está prohibido por la Biblia. Pero el matrimonio nunca ha sido obligatorio y la Biblia lo demuestra: Jesús nunca se casó, ni tampoco Juan el bautista, ni la mayoría de los Apóstoles, ni San Pablo. La frase de Génesis: "Sed fecundos y multiplicaos" es un precepto general para la humanidad, no un mandato divino a cada individuo. De otra forma cualquiera que llegara a la edad de casarse y no lo hiciera caería en pecado.
Jesús recomendó el estado célibe para los que le querían seguir de una forma más cercana: "Porque hay eunucos que nacieron así, los hay que fueron hechos eunucos por los hombres y los hay que escogieron ser eunucos por el reino de Dios. ¡El que sea capaz de hacer esto que lo haga!" (Mt.19,11-12) (eunuco en este contexto significa una persona que vive sin tener relaciones sexuales)
También dijo Cristo: "Todo el que deje casa, hermanos o hermanas, padre o madre, esposa, hijos o campos por mi causa recibirá el ciento por uno y heredará la vida eterna." (Mt.19,29; Mc.10,28; Lc.18,28) 

El mismo San Pablo, el apóstol preferido de los protestantes, escribió: "Quisiera que todos los hombres fuesen como yo...a los solteros y a las viudas, que se queden como yo; pero si no pueden guardar continencia que se casen." (1Cor.7,8-9) Y, más adelante: "¿Estás soltero? No te cases....Os quiero libre de preocupaciones. El soltero se preocupa de las cosas del Señor y de cómo agradarle. El casado se preocupa de las cosas del mundo y de cómo agradar a la mujer; está, pues, dividido...En conclusión, el que se casa con su novia hace bien y el que no se casa hace mejor." (1Cor.7,27;32-33;38)
El que Pablo ordene a Timoteo que el obispo tenga una sola esposa (como en 1Tim.3,2) no significa que a fuerzas se tiene que casar. El sentido completo de lo que dice Pablo es que el obispo sea un hombre ejemplar en todos los aspectos de su vida. Si está casado, que sea con una sola mujer y no con varias. Es el mismo mensaje que Pablo transmite un poco más adelante cuando dice: "...que sepa gobernar bien su propia casa y hacer que sus hijos sean obedientes y respetuosos; porque si uno no sabe gobernar su propia casa, ¿cómo podrá cuidar de la Iglesia de Dios?" (1Tim.3,4-5)
¡Pero si ni los papas cumplían!
El folleto de la "Luz del Mundo" que ataca al celibato pone algunos ejemplos de los papas que no han podido vivir según esa norma de la Iglesia. La verdad es que esa secta nunca se ha preocupado demasiado por la verdad de las cosas o el contexto de los datos.
Pero vamos a imaginar por un momento que alguna o todas de las acusaciones hechas en el folleto contra los diversos papas fueran verdaderas. ¿Qué demuestran? ¿que el celibato no es una norma legítima para el sacerdote católico? ¿que el celibato no es más que una maquinación de los papas para someter los sacerdotes a su voluntad? ¿que Cristo no fundó la Iglesia?
No. Sólo nos muestra que el hombre, por más alta y sagrada que sea su responsabilidad, sigue siendo hombre.
Sabemos, de hecho, por la historia que ha habido papas que se han entregado a la inmoralidad y a las costumbres indecentes en épocas cuando el ser obispo de Roma era un privilegio político. Atraídas por el poder material, las familias ricas y poco escrupulosas de la antigua Italia hacían lo posible para colocar a alguno de sus miembros en el Vaticano. Por supuesto, la rectitud y la templanza no contaban entre las cualidades que se requerían del candidato.
Decir que la norma del celibato no vale porque algunos hombres no la saben cumplir sería como quitar todos los semáforos de las calles de las ciudades  porque algunas personas no los respetan.
¿Pero no es infalible el papa? Infalible, sí, cuando enseña oficialmente en materia de fe y moral. Pero impecable, no. Nunca.
Y de los 264 papas que ha habido en la historia desde que Jesucristo colocó a Pedro como cabeza visible de su Iglesia, ¿cómo es que la secta aludida sólo se acuerda de los pocos que han desedificado a creyentes y no creyentes por igual con su estilo de vida? La mayoría inmensa de los sucesores de Pedro han sido dignos del cargo y han dado un ejemplo de coherencia moral a todo el mundo. Basta repasar la lista de los papas de los últimos 200 años para darse cuenta.
Ojalá sepamos los fieles católicos agradecerle al Señor ese don del Espíritu que nos ha dado: el que miles y miles de hombres y mujeres católicos han hecho el sacrificio de no tener familia propia para ser nuestros padres.

(Fuente: Church Forum)

viernes, 23 de octubre de 2009

¿LOS CATÓLICOS ADORAN A LAS IMÁGENES?

Respuesta:

'¡Los católicos adoran estatuas!' A pesar de que este reclamo es ridículo, la gente continúa haciendo esta acusación. Dicen que porque los católicos tienen estatuas en sus iglesias y oran delante de ellas, están violando el mandamiento de Dios: 'No te hagas ningún ídolo ni figura de lo que hay arriba en el cielo, ni de lo que hay abajo en la tierra, ni de lo que hay en el mar debajo de la tierra. No te inclines delante de ellos ni les rindas culto' (Ex 20, 4-5). 'Realmente el pueblo cometió un gran pecado al hacerse un Dios de oro' (Ex 32,31).
Este trabajo va a examinar los argumentos fundamentalistas de orden contra la antigua practica cristiana de usar imágenes y proveerá una respuesta bíblica a estos argumentos, mostrando la evidencia en las Escrituras para esta práctica.
Primero señalaremos que es correcto advertirle a la gente contra el pecado de la idolatría. Pero la acusación de que los católicos son idólatras porque tienen imágenes de Cristo y los Santos es completamente incorrecto, estando basados en un malentendido o ignorancia de lo que dice la Biblia sobre el propósito y el uso (ambos buenos y malos) de estatuas.
El escritor anticatólico Loraine Boettner, en su libro Catolicismo Romano, declara que es un pecado tener estatuas porque 'Dios ha prohibido el uso de imágenes en la adoración' (pag. 281). Muchos protestantes abrazan esta afirmación y sin embargo si ellos 'estudiaran las Escrituras' (Jn 5,39) encontrarían que la verdad es exactamente lo opuesto.
Aun cuando no queda ninguna duda de que Dios condenó la adoración de estatuas, hay que decir que El nunca condenó el uso de estatuas en la adoración. Pero aun mas, ¡en realidad El recomendó su uso!
Dios dijo que las hagamos:
Mientras que los protestantes y otros citan Éxodo 20,4-5 para reforzar su acusación a los católicos 'adoradores de estatuas' ellos se olvidan de numerosos otros pasajes donde el Señor ordena el labrado de estatuas '...con dos seres alados de oro labrado a martillo en los dos extremos, haz el primer querubín en un extremo y el segundo en el otro. Los querubines formaran un cuerpo con el propiciatorio, en sus dos extremos. Estarán con las alas extendidas por encima, cubriendo con ellas el propiciatorio, uno en frente al otro, con las caras vueltas hacia el propiciatorio' (Ex 25, 18-20).
David le dio un plano a Salomón 'para el altar del incienso, oro acrisolado según el peso; asimismo el modelo de la carroza y de los querubines que extienden las alas y cubren el arca de la alianza de Yahveh. Todo esto conforme a lo que Yahveh había escrito de su mano para hacer comprender todos los detalles del diseño' (1Cro 28, 18-19). Cabe notar que todo esto estaba dirigido de acuerdo a las Escrituras divinamente inspiradas. Ezequiel 41,18 describe a imágenes grabadas en el templo, 'estaban cubiertos de grabados alternados de seres alados y palmeras'.
El uso religioso de las imágenes
Durante una plaga de serpientes El envió a castigar a los malvados israelitas, Dios le dijo a Moisés: 'hazte una serpiente como esas y ponla en el asta de una bandera. Cuando alguien sea mordido por una serpiente, mire hacia la serpiente del asta, y se salvará' (Núm. 21, 8-9).
El hecho de que uno debía mirar una estatua de bronce de una serpiente para ser sanado muestra que las estatuas podían ser usadas ritualmente y no meramente como decoraciones religiosas.
Los católicos usan estatuas, cuadros y otros objetos artísticos para recordar a la persona o la cosa que representa. De la misma manera que para recordar a nuestra madre nos servimos de su fotografía, así los católicos para recordar el ejemplo de los santos se sirven de sus imágenes.
Los católicos también usan estatuas como herramientas para enseñar. En la Iglesia primitiva eran especialmente útiles para la instrucción de los analfabetos. Muchos protestantes tienen ellos mismos cuadros de Jesús y otros cuadros bíblicos en sus escuelas dominicales con el propósito de enseñar a los niños, especialmente a aquellos que no han aprendido a leer. Los católicos también usan para conmemorar algunas personas y eventos, muy parecido a las escenas tridimensionales de la natividad que usan las iglesias protestantes. Si uno midiera a los protestantes con la misma regla entonces usando estas imágenes 'grabadas', ellos estarían practicando la 'idolatría' que ellos acusan a los Católicos de practicar. Pero el hecho es que no hay actos de idolatría en estos casos. Dios prohíbe la adoración de imágenes, pero no prohíbe la hechura de imágenes en general. Si así lo hiciera, todas las películas, videos, fotos, escenas del pesebre, cuadros, dibujos y toda clase de cosas estarían prohibidas, puesto que esas también son imágenes.
¿Qué hay sobre la genuflexión?:
A veces los anticatólicos citan Deut 5,9, donde Dios dijo con respecto a las estatuas : 'no te inclines delante de ellos'. Puesto que muchos Católicos se inclinan o arrodillan frente a las estatuas de Jesús y de los Santos, los anticatólicos confunden la veneración legitima a una imagen sagrada con el pecado de idolatría. La realidad es que Deut 5,9 no le ayuda al argumento de los anticatólico.
Primero, recordar que si bien es cierto que la genuflexión puede ser usada como una postura en la adoración, no toda genuflexión es adoración. Por ejemplo, en Japón es costumbre que las personas muestren respeto y buenos modales al inclinarse al saludar (es el equivalente de dar la mano en occidente). Obviamente no se hacen ningún tipo de adoración en esto. El católico que se arrodilla frente a una estatua cuando ora no esta adorando y ni siquiera orándole a la estatua más que el protestante que esta arrodillado con una Biblia en sus manos cuando ora esta adorando u orándole a la Biblia.
Cuando las personas tenían que mirar a la serpiente de bronce para ser curados, no le estaban adorando, cosa que queda demostrada por el hecho de que, años después, cuando le empezaron a adorar (y hasta le dieron un nombre, 'Nehushtan') como un dios-culebra, el rey justo Hezekiaah lo hizo destruir (2 Reyes 18,4).
¿'Escondiendo' el segundo mandamiento?:
Otros cargos hechos por los Protestantes es que la Iglesia Católica 'esconde' el segundo mandamiento. Esto porque en el Catecismo Católico el primer mandamiento es; 'No tengas otros dioses aparte de Mi' (Ex 20,3) y el segundo es: 'No hagas mal uso del nombre del Señor tu Dios' (Ex 20,7). Argumentan que los católicos han eliminado la prohibición de la idolatría para poder justificar su uso de las estatuas religiosas.
Pero esto es falso. El hecho es que, los católicos simplemente agrupan los mandamientos de manera diferente de lo que los Protestantes han hecho tradicionalmente y los han abreviado para facilitar su memorización.
Que tal abreviación les resulta razonable también a los Protestantes se demuestra por la traducción que ellos mismos hacen del Mandamiento del Sábado como: 'Recuerden el Sábado para mantenerlo sagrado', aunque el texto actual del mandamiento es bastante largo: 'Recuerda el día de descanso, para mantenerlo sagrado. Trabajaras seis días, pero el séptimo día es dedicado al Señor tu Dios, ese día no harás ningún trabajo tu o tus hijos, tus criados o tus criadas o tu ganado o tu jornalero que este en tu propiedad, porque el Señor hizo en seis días el cielo y la tierra, el mar y todo cuanto contienen, y el séptimo descansó ; por eso bendijo el Señor el día Sábado y lo hizo sagrado' (Ex 20, 8-11). Martín Lutero reconoció que las declaraciones : 'No tendrás otros dioses delante de Mi' (Ex 20,3) y 'No te hagas ningún ídolo o figura ni de lo que hay arriba en los cielos ni de lo que hay abajo en la tierra, ni de lo que hay en las aguas debajo de la tierra' (Ex 20,4) son en realidad dos partes de un mismo mandamiento y las abrevió a 'No tendrás otros dioses delante de Mi'. El catecismo de la Iglesia Católica explica que ' la división y la enumeración de los mandamientos han variado en el curso de la historia. El presente Catecismo sigue la división de los mandamientos establecidos por San Agustín, la cual se ha hecho tradicional en la Iglesia Católica. Lo mismo sucede con la confesión luterana. Los patriarcas griegos han hecho una división un poquito diferente que se encuentra en las Iglesias Ortodoxas y las Comunidades Reformadas. (CCC 2066).
Algunos anticatólicos usan Deut 4,15-18 que dice '...tengan cuidado de no caer en la perversión de hacer figuras que tengan forma de hombre o de mujer...' y tratan de usar este texto para 'probar' la prohibición de estatuas o imágenes.
Hemos demostrado ya que Dios no prohíbe la hechura de estatua o imágenes de varias criaturas (ejemplo : ángeles, serpientes, bueyes, flores, leones, etc.) con propósito religiosos (Cf. 1Re 6,29-32 ; 8,6-67 ; 2Cro 3,7-14). ¿Pero qué hay de estatuas o imágenes que representan a Dios mismo? Muchos protestantes dirán que esto esta mal porque Deut 4 dice que Dios no tiene forma, por tanto, no deberíamos tratar de hacer imágenes de El. ¿Pero, en realidad, Deut prohíbe esta clase de imágenes del Señor?.
La respuesta es NO.
Al comienzo de su historia en Israel estuvo prohibido hacer representación de Dios porque El no se había revelado (todavía) en una forma visible. Si los israelitas hubiesen hecho representaciones de Dios, quizás se hubiesen visto tentados a adorarle en la forma de un animal o algún objeto natural (ejemplo, un toro o el sol) de la misma forma en que alaban tales imágenes los paganos que los rodeaban.
Pero después Dios si se reveló bajo formas visibles como Daniel 7,9 : 'Mientras yo contemplaba: se aderezaron unos tronos y un Anciano se sentó. Su vestidura blanca como la nieve: los cabellos de su cabeza, puros como la lana. Su trono, llamas de fuego, con ruedas de fuego ardiente'. Los protestantes hacen descripciones del Padre bajo esta forma cuando hacen ilustraciones de las profecías del Antiguo Testamento.
El Espíritu Santo se reveló bajo por lo menos dos formas visibles -aquella de una paloma, en el bautismo de Jesús (Mt 3,16 ; Mc 1,10 ; Lc 3,22 ; Jn 1,32)- y como lenguas de fuego, en el día de Pentecostés (Hechos 2,1-4). Los Protestantes hacen uso de estas imágenes (especialmente de la paloma) cuando dibujan o pintan estos episodios bíblicos y cuando usan solapines del Espíritu Santo o cuando colocan emblemas de paloma en sus autos.
Pero más importante todavía es notar que en la Encarnación de Cristo, su Hijo, Dios mostró a la humanidad un icono de si mismo. Pablo dijo 'El es imagen (en griego:ikon) del Dios invisible, el primero nacido de toda creación'. Cristo mismo es el 'icono' divino e intangible del Dios invisible e infinito del universo. Leemos de los Magos que cuando 'entraban a la casa vieron al niño con María su madre, y cayeron al suelo y le adoraron. Luego abriendo sus tesoros, le ofrecieron regalos, oro, incienso y mirra' (Mt 2,11).
El fondo del asunto es que los protestantes también usan todo tipo de imágenes religiosas: retratos de Jesús y otros personajes bíblicos aparecen en una miríada de Biblias, libros de ilustraciones bíblicas, joyas, polos, stickers, cartas postales, CDs, y escenas del pesebre. Cristo es simbólicamente representado por medio del símbolo del ictus -el emblema del 'pez'-, popular entre los evangélicos americanos.
El sentido común nos dice que, puesto que Dios se ha revelado en varias imágenes, y especialmente en Jesucristo Encarnado, nos damos cuenta que no es malo que nosotros usemos imágenes de estas formas para fortalecer y profundizar nuestro conocimiento y amor a Dios. Ese es exactamente el propósito que tienen las estatuas de Jesús y de los santos católicos: ellas son imagen que representan personas a las que no podemos ver con nuestros ojos materiales.
La idolatría condenada por la Iglesia:
Desde los tiempos de los Apóstoles, la Iglesia Católica ha condenado clara y consistentemente al pecado de idolatría. La Iglesia primitiva de los primeros Padres nos advierte contra este pecado, y los concilios de la Iglesia también se ocuparon de este tema. Aquí unos ejemplos :
El segundo concilio de Nicea (787) que se ocupó especialmente de la cuestión de la veneración de imágenes sagradas, y de iconos, dijo: 'El que nos redimió de las tinieblas de la insanidad idolatra, Cristo Nuestro Dios, cuando tomó como su esposa a la Santa Iglesia Católica, sin mancha ni arruga, prometió que la guardaría y les aseguro a sus santos discípulos: `Yo estaré con vosotros hasta el día ultimo`. Esta promesa, sin embargo, no la hizo sólo a ellos , sino también a nosotros, que gracias a ellos hemos llegado a creer en su nombre. A esta gratuita oferta algunas personas no le dieron importancia, siendo atraídos por el traicionero mal abandonaron la verdadera forma de razonar ... y cayeron en la incapacidad de distinguir lo santo de lo profano, asegurando que los iconos de Nuestro Señor y de sus santos no eran diferentes de las imágenes de madera de los ídolos satánicos... Ciertamente que ese modo de pensar (el de la adoración de las imágenes) no esta de acuerdo con nuestra fe, que propiamente da adoración a la naturaleza divina, aun cuando haya gestos que tengan apariencia de adoración, como aquellos con los que se honra la figura de la vivificante cruz o los libros santos de los evangelios así como otros objetos sagrados'.
El catecismo del Concilio de Trento (1566) enseñó que se comete idolatría 'adorando ídolos e imágenes como si fueran Dios, o creyendo que ellos poseen alguna divinidad o virtudes que les de derecho a recibir nuestra adoración, a elevarle nuestras oraciones o a poner nuestra confianza en ellos' (p. 374).
El Catecismo de la Iglesia Católica (1993) explica que 'la Escritura constantemente nos recuerda que hay que rechazar los ídolos, de plata y oro, la obra de manos de los hombres. Ellos tienen boca pero no hablan, ojos pero no ven'. Estos ídolos vacíos hacen vacíos a sus adoradores 'aquellos que los hacen son como ellos, así como todos aquellos que confían en ellos' (Sal 115,4-5, 8). Dios, sin embargo, es el 'Dios viviente' (Cf. Josué 3,10 ; Sal 42,3) que da la vida e interviene en la historia'.
'La idolatría no sólo se refiere a la falsa adoración pagana. Es una tentación constante en contra de la fe. La idolatría consiste en divinizar lo que no es Dios, sea esto dioses o demonios (por ejemplo, satanismo), el poder, el placer, la raza, los antepasados, el estado, el dinero, etc. .... La idolatría rechaza el Señorío único de Dios; es por tanto incompatible con comunión con Dios.
'La vida humana encuentra su unidad en la adoración de un solo Dios. El mandamiento de adorar sólo a Dios integra al hombre y lo salva de un desintegración sin fin.
'La idolatría es una perversión del sentido religioso innato del hombre, un idolatra es alguien que transfiere su indestructible noción de Dios a cualquier otra cosa que no sea Dios' (CCC 2112-2114, citando Orígenes, Contra Celso 2:40).

jueves, 22 de octubre de 2009

"¿Que es la verdad?"

Dijo Jesús un día: «Yo soy el camino, la verdad y la vida» (Juan 14, 6). La formulación adecuada de la pregunta no es, por tanto, «¿qué es la verdad?», sino «¿quién es la verdad?».
«Jesús,
es la Palabra para ser pronunciada.
Es la Vida para ser vivida.
Es el Amor para ser amado.
Es el Gozo para ser compartido...
Es el Sacrificio para ser ofrecido.
Es la Paz para ser transmitida.
Es el Pan de vida para ser comido...» Beata Teresa de Calcuta.


viernes, 9 de octubre de 2009

Algo serio, dicho jocosamente



¿Y qué diablos es el infierno?
-Dios me perdone, padre, pero este Papa Benedicto XVI me cae cada día más mal.
-¿Por qué?
-Porque está dando marcha atrás a todo lo que habíamos avanzado.

La que así protestó fue una maestra de escuela que, a pesar de sus grandes conocimientos, no deja de asistir a Misa todos los domingos.
-¿En que ha dado marcha atrás?-, le pregunté.
-Por ejemplo, en lo del latín. Ahora resulta que me van a obligar a escuchar Misa en latín.

-Sirve para que practiques tu latín-, bromeó su esposo, que escuchaba atento la charla.

-Mira –le expliqué– después de las reformas litúrgicas del Concilio Vaticano II, la Misa comenzó a celebrarse en el idioma de cada país, pero hubo personas, muchísimas, que lamentaron que hubieran quitado el latín y eso fue motivo para que se alejaran de la Iglesia, e incluso, para que formaran grupos muy cercanos a la separación o abiertamente separados de la Iglesia.

En ellos piensa el Papa cuando los invita a unirse nuevamente a la Iglesia, celebrando la Santa Misa en ese idioma que ellos han hecho suyo y que fue y es el idioma oficial de la Iglesia. Pero eso no significa que vayamos a celebrar en latín todas las misas.

-¿Y el infierno? Ya el Papa Juan Pablo II había ganado mucho terreno al declarar que no había infierno y ahora este Papa acaba de declarar que sí lo hay.

-No te dejes llevar por lo que dicen los medios de comunicación, pues quienes los manejan son grandes comerciantes que buscan siempre noticias para vender y, si no las hay, maquillan un poquito las existentes para que aparezcan más sensacionales.
De igual forma, quienes dan las noticias suelen ser buenos periodistas, pero no son teólogos, y muchas veces ni siquiera practican ni conocen su religión. Y por otra parte, cuando vas a la Iglesia, los sacerdotes no tocamos el tema porque hablar del infierno nos crearía mala reputación en un mundo que no quiere saber nada del infierno y que prefiere pensar que Dios es tan bueno, tan bueno, que lo podemos hacer tonto.

-¡Dios no castiga!-, contestó molesta.

-Es una idea muy bella, pero necesitamos ampliarla. Por lo pronto te diré que la existencia del infierno es doctrina cristiana, no sólo de los católicos, sino de todas las iglesias que siguen a Jesús. Para nosotros, es dogma de fe, de tal modo que si alguien niega la existencia del infierno, deja de ser católico y no porque lo corramos de la Iglesia, sino porque él mismo rompe su comunión de fe con ella. Por lo tanto, ni Juan Pablo II ni ningún Papa pueden declarar que no hay infierno.

Por otra parte, Juan Pablo II jamás dijo que no había infierno, cosa que hubiera encantado a los hombres de hoy que no tienen religión y que, de hecho, viven como si no hubiera infierno ni Dios. Podemos decir que el magisterio de la Iglesia, producido durante el pontificado de Juan Pablo II, reafirma la existencia del infierno y lo define como el rompimiento de la comunión con Dios y con los bienaventurados. Por su parte, el Papa Benedicto XVI, eminente teólogo, afirmó recientemente, en un encuentro con su clero en Roma, que quizás no sean tantos los que se condenan y que en todo caso serían aquellos que no son capaces de amar.

De igual forma, señaló que son pocos los que podrían entrar inmediatamente a la comunión con Dios. De esta declaración, los periodistas han armando su nota sensacionalista haciendo aparecer al Papa como un ultraconservador y retrógrado.

-Entonces, ¿sí hay infierno?

-Sí lo hay, a pesar de Dios mismo. No es algo querido por Él, sino por el hombre mismo. En términos modernos, podríamos decir que si no hubiera infierno, los hombres que no aman a Dios ni a nadie le pondrían una demanda ante los derechos humanos porque Dios los obliga a estar con Él en el cielo, en contra de su propia voluntad.

-¿El infierno es algo querido por algunos hombres?

-Sí, por aquellos que no dan en su vida ni un lugarcito al amor al prójimo y a Dios. Por aquellos que elijen libremente vivir sin tomar en cuenta a Dios. Ellos están construyendo, desde ahora, el infierno, tal como tú y las personas buenas construyen desde ahora el cielo. A ellos, a quienes hacen a un lado a Dios, el Señor los invita insistentemente a ir al cielo y ellos le contestan con cinismo: “¿Y a ti quién te pidió que me salvaras?”. Esta es la realidad y ante ella, ¿qué puede hacer el pobrecito Dios que se queda triste como un papá de la tierra al que su hijo no le hace caso?

-¿Es un lugar de dolor y sufrimiento?-, preguntó un poco más tranquila.

-El hombre por naturaleza tiende al bien y a la verdad, ama lo bello y lo busca. Dios es el bien, la verdad y la belleza infinita. La naturaleza humana, privada de su finalidad, privada voluntariamente de Dios, sufre y lo hace sin la esperanza de recuperar alguna vez los bienes que ha rechazado para siempre. Eternamente. Eso es el infierno.

-¿Pero habrá alguien que quiera ir al infierno?

-Somos tan orgullosos y necios que no te extrañe que haya quien rechace voluntariamente el cielo. Pero más bien, nuestra elección no es cuestión de palabras, sino de actos. Nuestras obras buenas le dicen sí a Dios y a la comunión con Él; las obras malas son nuestro boleto al infierno.

-Pobre Papa, como nos hacen pensar mal de él-, comentó la señora con cierto arrepentimiento.

-Pero qué bueno que tú, por lo menos, preguntas; otros pobres se quedan con una mala impresión de nuestro Papa Benedicto XVI.


Nombres del infierno en el Nuevo Testamento:
  •   Hades
  • Gehenna
  • Hoguera de fuego
  • Estanque de fuego y azufre
  • Fuego eterno
  • Abismo
  • Tinieblas exteriores
  • Lugar de tormentos
  • Tártaro
Autor: www.desdelafe.com.mx
(Fuente: church forum)





Ser Iglesia - III

La Iglesia de Cristo tiene con respecto al hombre una responsabilidad que, en cierto modo, abarca todas las dimensiones de su existencia. Por eso, siempre se ha sentido comprometida en la promoción del desarrollo de la cultura humana, favoreciendo la búsqueda de la verdad, del bien y de la belleza, para que el hombre corresponda cada vez más a la idea creadora de Dios. 
Al contemplar la verdad sobre el hombre, no podemos por menos de dirigirnos a la figura de Cristo resucitado. Sólo él encarna perfectamente la verdad del hombre, creado a imagen y semejanza de Dios (cf. Gn 1, 26).

jueves, 8 de octubre de 2009

Ser Iglesia - II

La Iglesia católica no es de los hombres, es de Dios y aquí es donde duele: representa la belleza, la verdad, la bondad, la trascendencia de Dios y, aunque está hecha por hombres, no ha sucumbido en estos más de veinte siglos. A los hombres, lo que les ofrece es una versión moral de la existencia y un conjunto de senderos con norte claro para no desorientarse. ¿Por qué? Porque –queramos reconocerlo o no– el suceso de la manzanita de Eva ha dejado herida –no muerta– la naturaleza del hombre. Quizá sea éste el origen de los ataques a la Iglesia católica y a sus instituciones: no querer aceptar que el hombre debe ser sanado con un tratamiento eficaz –por cierto, muy radical, porque afecta a la totalidad del ser humano–, y recetado por los representantes de Dios en la tierra. Y en esa receta mágica se contempla cómo vivir con dignidad, porque estamos hechos a imagen y semejanza de Dios; cómo ser feliz a través de la familia; cómo entender que es más importante ser que hacer o tener; o cómo morir con dignidad de hijo de Dios, entre otras numerosas afirmaciones o vibraciones positivas.
¿Por qué es tan difícil conseguir una convivencia pacífica, basada en el respeto a la libertad de las conciencias, que no es lo mismo que libertad de conciencia? Porque el cristianismo va a la raíz de las cosas, no postula soluciones aguadas, ni banaliza los problemas, ni, mucho menos, trivializa la verdad... Al contrario, ofrece alternativas exigentes, pero basadas en el amor que Dios nos tiene, y con el que podemos afrontar todo aquello que nos parezca un escollo u obstáculo insalvable.

(Fuente: "Conoceréis de verdad.org")




martes, 6 de octubre de 2009

Ser Iglesia - I


“Omnia instaurare in Christo” La Iglesia, desde el inicio, es católica, esta es su esencia más profunda, dice Pablo.
“El nuevo pueblo de Dios, la Iglesia, es un pueblo que proviene de todos los pueblos. La Iglesia, desde el inicio, es católica, esta es su esencia más profunda. San Pablo explica y destaca esto cuando dice:  "Porque en un solo Espíritu hemos sido todos bautizados, para no formar más que un cuerpo, judíos y griegos, esclavos y libres. Y todos hemos bebido de un solo Espíritu" (1 Co 12, 13). La Iglesia debe llegar a ser siempre nuevamente lo que ya es: debe abrir las fronteras entre los pueblos y derribar las barreras entre las clases y las razas. En ella no puede haber ni olvidados ni despreciados. En la Iglesia hay sólo hermanos y hermanas de Jesucristo libres”.
S. S. Benedicto XVI

IGLESIA


¡La Iglesia fundada por Jesucristo, lleva 2.000 años siendo Madre y Maestra!“. Desde el Gólgota en Jerusalen como desde la crucifixión en cruz invertida de San Pedro en el gólgota vaticano -esa admirable colina romana- somos trayectoria evangélica y evangelizante.

jueves, 17 de septiembre de 2009

San Agustín y sus confesiones

Cómo por las criaturas se
llega a conocer al Creador

"Yo, Señor, sé con certeza que os amo, y no tengo duda en ello. Heristeis mi corazón con vuestra palabra y luego al punto os amé. Además de esto, también el cielo, la tierra y todas las criaturas que en ellos se contienen por todas partes me están diciendo que os ame [...]
Pero ¿qué es lo que yo amo cuando os amo? No es hermosura corpórea, ni bondad transitoria, ni luz material agradable a estos ojos; no suaves melodías de cualesquiera canciones, no la gustosa fragancia de las flores, ungüento o aromas; no la dulzura del maná, o la miel, ni finalmente deleite alguno que pertenezca al tacto o a otros sentidos del cuerpo. 
Nada de eso es lo que amo, cuando amo a mi Dios; y no obstante eso, amo una cierta luz, una cierta armonía, una cierta fragancia, un cierto manjar y un cierto deleite cuando amo a mi Dios, que es luz, melodía, fragancia, alimento y deleite de mi alma. Resplandece entonces en mi alma una luz que no ocupa lugar; se percibe un sonido que no lo arrebata el tiempo; se siente fragancia que no la esparce el aire; se recibe gusto de un manjar que no se consume comiéndose; y se posee estrechamente un bien tan delicioso, que por más que se goce y se sacie el deseo, nunca puede dejarse por fastidio. Pues todo esto es lo que amo cuando amo a mi Dios. 
Pero ¿qué viene a ser esto? Yo pregunté a la tierra y respondió: «No soy yo eso»; y cuantas cosas se contienen en la tierra me respondieron lo mismo. Preguntéle al mar y a los abismos, y a todos los animales que viven en las aguas y respondieron: «No somos tu Dios; búscale más arriba de nosotros». Pregunté al aire que respiramos y respondió todo él con los que le habitan: «Anaxímenes [filósofo del siglo VI a. de C. que enseñaba que el aire es infinito y principio de todas las cosas] se engaña porque no soy tu Dios». Pregunté al cielo, Sol, Luna y estrellas, y me dijeron: «Tampoco somos nosotros ese Dios que buscas». Entonces dije a todas las cosas que por todas partes rodean mis sentidos: «Ya que todas vosotras me habéis dicho que no sois mi Dios, decidme por lo menos algo de él». Y con una gran voz clamaron todas: «Él es el que nos ha hecho». 
Estas preguntas que digo yo que hacía a todas las criaturas era sólo mirarlas yo atentamente y contemplarlas, y las respuestas que digo me daban ellas es sólo presentárseme todas con la hermosura y orden que tienen en sí mismas. 
Después de esto, volviendo hacia mí la consideración, me pregunté a mí mismo: «Tú ¿qué eres?». Y me respondí: «Soy hombre». Y bien claramente conozco que soy un todo compuesto de dos partes: cuerpo y alma, una de las cuales es visible y exterior, y la otra, invisible e interior. ¿Y de las dos es de las que debo valerme para buscar a mi Dios, después de haberle buscado recorriendo todas las criaturas corporales que hay desde la tierra al cielo, hasta donde pude enviar por mensajeros los rayos visuales de mis ojos? No hay duda en que la parte interior es la mejor y más principal, pues ella era a quien todos los sentidos corporales que habían ido por mensajeros referían las respuestas que daban las criaturas, y la que como superior juzgaba de lo que habían respondido cielo y tierra, y todas las cosas que hay en ellos, diciendo: «Nosotras no somos Dios, pero somos obra suya». El hombre interior que hay en mí es el que recibió esta respuesta y conoció esta verdad, mediante el ministerio del hombre exterior. Es decir, que yo considero según la parte interior de que me compongo, yo mismo, en cuanto al alma, conocí estas cosas por medio de los sentidos de mi cuerpo. Pregunté por mi Dios a toda esta grande máquina del mundo y me respondió: «Yo no soy Dios, pero soy hechura suya». 
Esta hermosura y orden del universo, ¿no se presenta igualmente a todos los que tienen cabales sus sentidos? Pues ¿cómo a todos no les responde eso mismo? 
Todos los animales, desde los más pequeños hasta los mayores, ven esta hermosa máquina del universo, pero no pueden hacerle aquellas preguntas, porque no tienen entendimiento, que como superior juzgue de las noticias y especies que traen los sentidos. Los hombres sí que pueden ejecutarlo, y por el conocimiento de estas criaturas visibles pueden subir a conocer las perfecciones invisibles de Dios, aunque sucede que, llevados del amor de estas cosas visibles, se sujetan a ellas como esclavos, y así no pueden juzgar de las criaturas, pues para eso habían de ser superiores a ellas. Ni estas cosas visibles responden a los que solamente les preguntan, sino a los que al mismo tiempo que preguntan, saben juzgar de sus respuestas. Ni ellas mudan su voz, esto es, su natural hermosura, ni respecto de uno que no hace más que verlas, ni respecto de otro, que además de esto se detiene a preguntarles; no es que a aquél parezcan de un modo y a éste de otro, sino que presentándose a entrambos con igual hermosura, hablan con el uno y son mudas para con el otro, o por mejor decir, a entrambos y a todos hablan, pero solamente las entienden los que saben cotejar aquella voz que perciben por los sentidos exteriores con la verdad que reside en su interior. 
Esta verdad es la que me dice: «No es tu Dios el cielo ni la tierra, ni todo lo demás que tiene cuerpo». La misma naturaleza de las cosas corporales, a cualquiera que tenga ojos para verlas, le está diciendo: Esto es una cantidad abultada; y ésta precisamente es menor en la parte que en el todo. De aquí se infiere que tú, alma mía, eres mejor que todo lo corpóreo, porque tú animas esa abultada cantidad de tu cuerpo y le das la vida que goza, lo que cuerpo ninguno puede hacer con otro cuerpo. Pero tu Dios está tan lejos de ser corpóreo, que aun respecto de ti, que eres vida del cuerpo, es Dios tu vida."
San Agustín, Las Confesiones, 10,6

domingo, 13 de septiembre de 2009

ALEGRIA

"Felices los que tienen alma de pobres, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos. Felices los pacientes....Felices los afligidos.....Felices.....Felices....", así habla Jesús en el Sermón de la Montaña. (Mt.5,1-12).
¿Se había oído antes hablar así? ¿No escuchamos constantemente a nuestro lado decir: Felices los ricos... Felices los que no tienen problemas....?
Sin embargo, lo nuestro no es una utopía. No es un deseo que nace del convencimiento de seguir una idea filosófica que transforma nuestra mentalidad negativa en positiva. No, sino que es la seguridad de poner nuestra confianza y toda nuestra vida en las manos de Cristo, lo que nos hace mirar por encima de las miserias del mundo, no para despreciarlas, sino para colaborar en su solución en la medida de nuestra posibilidades, produciendo como fruto una felicidad que el mundo no puede dar.
Esta felicidad  propia del cristiano esta excelentemente expresada por Manuel Rodriguez en su blog RONCUAZ, que va a continuación:


El cristianismo es alegría, probablemente la única alegría real. Un gozo tan grande que se alimenta de las desgracias y los dolores como el fuego de la leña seca. Alegría escondida en la cruz de cada día, en la muerte diaria al engreimiento. Necesitamos el martirio cotidiano, la renuncia pequeña a veces más dura que la grande porque no se nota, no tiene aplauso ni reconocimiento, porque se queda en el silencio. Qué difícil es lo secreto, la entrega real en el olvido, en el pasar desapercibido, en el anonimato. Pero cuánto se gana con esa sencillez. Por eso el Señor nos enseñó a cerrar la puerta en la oración y a lavarnos la cara en el ayuno, por eso nos sacó de las esquinas de las plazas y nos prohibió las trompetas al dar limosna. Es para que no perdamos la alegría, esa forma tan pura de adhesión a la realidad. La alegría, esa sintonía con todos los hermanos humanos y sus innumerables desgracias, esa aceptación serena que nos mantiene a flote en la tristeza, la rabia o el miedo. Esa luz de fondo que brilla traviesa en los ojos de los santos. Ese aire ligero que llevan los niños en sus juegos. Ese rubor del que agradece un regalo. Esta mirada miope al piso de la capilla que recoge lágrimas de compunción, el único llanto que no avergüenza. Esta manga mojada que me seca la cara que llevaré sonriente al salir de aquí. Alegría, bondad concentrada, tensión de amor, pudor y sobriedad en el servicio. Alegría, abrigo para los seres que amo, para todos los que encuentro en mi diario peregrinar. Alegría, eso que me convierte en cristiano, en hermano universal. Eso es lo único que quiero en esta pobre vida.
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