Los laicos tenemos
una función primordial desde el bautismo en la iglesia, adquirimos una misión
que es ser “sacerdotes, profetas y reyes”.
Somos sacerdotes, porque hacemos parte del cuerpo de
Cristo Sumo y eterno sacerdote, y estamos llamados a ofrecer verdaderos
sacrificios espirituales, pues la vida del sacrificio de los laicos es
espiritual.
Profetas pues debemos que anunciar y
proclamar a Jesucristo con nuestra vida y con nuestras palabras, claro está,
debemos tener en cuenta, que no podemos
usurpar las funciones del clérigo (diacono o sacerdote) pero si auxiliarlo en
lo que necesiten, somos los principales en los hogares que es la iglesia
doméstica, debemos educar, guiar y
llevar a los hijos por medio de la fe a la comunión eclesial.
El bautismo
también nos da la función de ser reyes
y no de los que utilizan corona,
sino un señorío de otro mundo nos otorga la gracia sacramental, es decir
debemos que alcanzar la “corona” de la santidad, pues la vocación del cristiano
es ser santo independientemente de en lo que de su estado.
(Fuente: Iglesia digital)
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