Homilía del Papa Francisco: nuestras
iglesias no son supermercados
2017-11-24
Vigilancia,
servicio y gratuidad: son las tres palabras que el Papa Francisco destacó en su homilía de la Misa matutina celebrada
en la capilla de la Casa de Santa Marta el cuarto viernes de noviembre. El Santo Padre comentó las dos
lecturas propuestas por la Liturgia del día. La primera tomada del Libro de los
Macabeos y la segunda del Evangelio de San Lucas, cuyo tema común se refiere a
la purificación del templo. Así como Judas y sus hermanos volvieron a
consagrar el templo profanado por los paganos, del mismo modo Jesús echa a los
mercantes de la casa del Señor transformada en una guarida de ladrones.
Y al
respecto el Pontífice formuló
una pregunta: ¿cómo se hace para que el templo de Dios vuelva a ser puro? Su
respuesta fue a través de la vigilancia, el servicio y la gratuidad.
Está
atento, está atenta: ¿qué sucede en tu corazón?
“El
templo de Dios más importante es nuestro corazón” – dijo el Papa – porque dentro de nosotros
habita el Espíritu Santo. Pero, ¿qué sucede en mi corazón?
Estar
atentos a lo que sucede en nuestro templo, dentro de nosotros
“¿He
aprendido a vigilar dentro de mí, para que el templo, en mi corazón, sea sólo
para el Espíritu Santo? Purificar el templo, el templo interior y vigilar. Está
atento, está atenta: ¿qué sucede en tu corazón? Quien viene, quien va… ¿Cuáles
son tus sentimientos, tus ideas? ¿Hablas con el Espíritu Santo? ¿Escuchas al
Espíritu Santo? Vigilar. Estar atentos a lo que sucede en nuestro templo,
dentro de nosotros”.
Jesús
está presente de modo especial en los enfermos, en los que sufren, en los
hambrientos y en los encarcelados
El Obispo de Roma prosiguió
explicando que Jesús “está presente, de modo especial en los enfermos, en los
que sufren, en los hambrientos y en los encarcelados”. Él mismo lo ha dicho:
“Y yo me
pregunto: ¿sé custodiar aquel templo? ¿Cuido el templo con mi servicio? ¿Me
acerco para ayudar, para vestir, para consolar a aquellos que tienen necesidad?
San Juan Crisóstomo regañaba a quienes hacían tantas ofrendas para adornar,
para embellecer el templo físico y no se ocupaban de los necesitados.
¡Reprendía! Y decía: “No, esto no va bien. Primero el servicio, después las
decoraciones”.
Por lo
tanto, hay que purificar el templo que son los demás. “Cuando nos acercamos a
prestar un servicio, prosiguió diciendo Francisco,
para ayudar, nos asemejamos a Jesús que está allí dentro”.
La
tercera actitud que el Papa
indicó antes de concluir su reflexión fue la de la gratuidad. Y lo explicó de
la siguiente manera:
Cuántas
veces con tristeza entramos en un templo y no sabemos si estamos en la casa de
Dios o en un supermercado…
“Cuántas
veces con tristeza entramos en un templo; pensemos en una parroquia, un
obispado, no sé…, pensemos, y no sabemos si estamos en la casa de Dios o en un
supermercado. Allí hay comercio, incluso está la lista de precios para los
sacramentos. Falta la gratuidad. Y Dios nos ha salvado gratuitamente, no nos
hizo pagar nada”.
Que
nuestras iglesias sean de servicio y gratuitas
El Papa Bergoglio anticipó una
objeción: pero es necesario tener dinero para hacer que marchen las
estructuras, para mantener a los sacerdotes, etc. Y respondió: “Tu da la
gratuidad y Dios hará el resto. Dios hará lo que falta”. Que nuestras iglesias,
concluyó, sean “iglesias de servicio,
iglesias gratuitas”.
(Fuente: News Va.org)
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